Figura 1. Casa Flotanta compuesta por tres módulos que
flotan sobre el bosque, abriéndose hacia el mar.
Ubicación: Puntarenas, Costa Rica
Fecha: Noviembre 2013
Cliente: Familia Gooden-Nahome
Area: Aprox. 300m2
Equipo de Arquitectura
Director de Diseño: Benjamin Garcia Saxe
Coordinador de Proyecto: Daniel Sancho
Desarrollo de Diseño: Soki So
Planos Constructivos: Roger Navarro
Ingeniero Estructural: Sotela Alfaro Ltd
Constructor:
Dante Medri
Sobre
un terreno en pendiente pronunciada, la familia Gooden-Nahome tiene una casa
con vista al Océano Pacífico y a las montañas, en la cual el arquitecto Benjamín García Saxe aprovechó los recursos que el bosque tropical de la costa de
Costa Rica proporciona y a continuación les explicaremos cómo lo hizo.
Comenzando desde el punto climática, esta locación tiene una
temperatura diaria entre 27° y 35° C y una humedad relativa de entre 70 y 80%,
por lo tanto se requiere de un buen sistema de ventilación y para hacerlo de
manera natural, la ventilación cruzada es la solución. La estructura que se
encuentra elevada sobre pilotes a nivel del dosel del bosque (donde se superponen
las ramas y hojas de los árboles), garantiza la ventilación cruzada y como
resultado se obtiene el aislamiento de la humedad en la construcción (en el
caso contrario de estar sobre el terreno, la humedad se acumularía en meses de
lluvia) y como se muestra en la siguientes figuras (García, 2014), el
aprovechamiento de vistas (figuras 2 y 3).
Figura 2. Vistas de terrazas
al atardecer.
Figura 3. Diagramas de
vistas.
Si la casa se hubiera realizado sobre el terreno, hubiera
implicado cortes en éste y la necesidad de construir muros de contención, que
además de encarecerla, hubieran interferido con el medioambiente y la
modificación del terreno de manera dramática afectando escorrentías, vegetación
y vida animal propia del lugar.
Pasando a la estructura, se optó por paredes de construcción
liviana que le permiten respirar al edificio y funcionan como elementos de
cierre para guardar pertenencias y proteger el descanso durante la noche;
resultó conveniente su uso porque algunas de ellas son flexibles o móviles y
permiten el contacto de la vida cotidiana con el exterior. Las ventanas en el
ambiente tropical, en general y en este proyecto, son grandes para aprovechar
vistas y captar brisas.
De acuerdo con MacDonald (2014) la Casa Flotanta tiene una
combinación de estructura metálica con cerramiento y acabados de madera
(material que presenta enormes ventajas como material de construcción en climas
tropicales). Se utilizó madera en paredes de tablones, puertas, ventanas,
cielos rasos, pisos de tabla, barandales y mobiliario. Algunas partes hechas de
bambú como los corredores de pasillos que crean juegos de luces y sombras en el
piso y complementan a la madera en el estilo cálido y acogedor (figura 4).
Figura 4. Puente de
circulación principal en bambú y corredores semiabiertos.
A pesar de no ser una construcción de aproximadamente 300
metros cuadrados, psicológicamente se
siente más amplia por “la abundancia de los recorridos y la forma como los
espacios internos se fusionan con el exterior, compenetrándose con el bosque y
proyectándose hacia el mar” (MacDonald, 2014) (figura 5).
Figura 5. Terraza y sala
integrada con comedor y cocina. Puertas plegables de madera facilitan la
integración del espacio interno con el externo.
Espacialmente, la distribución es sencilla porque cada
volumen habitable funciona como isla semiindependiente (figuras 6 y 7).
Contiene un corredor (con vista hacia las montañas) que conforma el elemento
principal donde se despliegan, por medio de puente elevados, tres volúmenes
habitables y un único baño. Esos espacios a su vez, se conectan entre sí a
través de terrazas (todos los espacios mencionados están a la misma altura),
que componen una extensión de espacio interno cuando se abren las puertas
flexibles (figura 5).
Figura 6. Planta
Arquitectónica
Figura 7. Corte F-F’
(izquierda) y Elevación Este (derecha)
Tabla 1. Localización espacial en plano
Referencia
MacDonald, K. (2014). Una Casa Entre Los Árboles. Domus, Vol. 012, 96-101.
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